lunes, 25 de mayo de 2009

La Catequesis
II parte


“Una vez salió un sembrador a sembrar. Y sucedió que, al sembrar, una parte cayó a lo largo del camino; vinieron los pájaros y se la comieron.
Otra parte cayó entre piedras, donde había poca tierra y las semillas brotaron enseguida por no estar muy honda la tierra. Pero cuando salió el sol, las quemó y, como no tenían raíces, se secaron. Otras semillas cayeron entre espinos; los espinos crecieron y las sofocaron, de manera que no dieron fruto. Otras semillas cayeron en tierra buena; brotaron, crecieron y produjeron unas treinta, otras sesenta y otras cien”.
Mc 4, 3-8.

Esta parábola es fuente inspiradora para la evangelización, Jesús siembra la palabra del Padre en el mundo y la Iglesia continúa sembrando el evangelio de Jesús. Reino/ado de Dios. Los cristianos se encuentran inmersos en el mundo y por ello se hace necesario replantearse desde las propias situaciones actuales una renovación en los medios para el camino de la evangelización. Esto nos invita a tomar conciencia de nuestra fe y a ser coherentes con ella en nuestras vidas.

Situación de la Catequesis actual.
Realizaremos un breve recorrido a partir del documento del Directorio General para la Catequesis. Nº 29:
Muchos son los aspectos positivos de la catequesis en estos últimos años, que muestran su vitalidad. Entre ellos cabe destacar:
El gran número de sacerdotes, religiosos y laicos que se consagran con entusiasmo y constancia a la catequesis. Es una de las acciones eclesiales más relevantes.
También hay que destacar el carácter misionero de la catequesis actual y su tendencia a asegurar la adhesión a la fe por parte de los catecúmenos y de los catequizandos, en medio de un mundo donde el sentido religioso se oscurece. En esta dinámica se toma clara conciencia de que la catequesis debe adquirir el carácter de la formación integral, y no reducirse sólo a una enseñanza: deberá empeñarse, en efecto, en suscitar una verdadera conversión.
En sintonía con lo anterior, tiene una extraordinaria importancia el incremento que va adquiriendo la catequesis de adultos en el proyecto de catequesis de numerosas Iglesias particulares. Esta opción aparece como prioritaria en los planes pastorales de muchas diócesis: Igualmente, en algunos movimientos y grupos eclesiales ocupa un lugar central.
Favorecido sin duda por las orientaciones recientes del Magisterio, el pensamiento catequético ha ganado, en nuestro tiempo, en densidad y profundidad. En este sentido, muchas iglesias particulares cuentan con la ya adecuadas y oportunas orientaciones pastorales.




Sin embargo, algunos problemas deben ser hoy examinados:
El primero se refiere a la concepción de la catequesis como escuela de la fe, como aprendizaje y entrenamiento de toda la vida cristiana, concepción que no ha penetrado plenamente en la conciencia de los catequistas.
Respecto la finalidad de la catequesis que trata de propiciar la comunión con Jesucristo, es necesaria una presentación más equilibrada de todo el misterio de Cristo. A veces se insiste sólo en su humanidad, sin hacer referencia a su divinidad o bien se acentúa su divinidad no colocando de relieve la realidad del misterio de la Encarnación del Verbo.
La catequesis está unida a toda la acción litúrgica y sacramental. Sin embargo, a menudo, la práctica catequética muestra una vinculación débil y fragmentaria con la liturgia: una limitada atención a los signos y ritos litúrgicos, una escasa valoración de las fuentes litúrgicas, itinerarios catequéticos poco o nada conectados con el año litúrgico y una presencia marginal de celebraciones en los itinerarios de la catequesis.
Por lo que concierne a la diversidad de culturas en relación al servicio de la fe, está el problema de saber transmitir el Evangelio en el horizonte cultural de los pueblos a los que se dirige. De modo que pueda ser percibido realmente como una gran noticia para la vida de las personas y de la sociedad.
La formación al apostolado y a la misión es una de las tareas fundamentales de la catequesis. Sin embargo, mientras crece la actividad catequética una nueva sensibilidad para formar a los fieles laicos para el testimonio cristiano, el diálogo interreligioso y el compromiso en el mundo, la educación en el sentido de la “misión ad gentes” es aún débil e inadecuada.


Algunos retos de la catequesis n.33
Debe ser propuesta como un servicio fundamental, interior a la evangelización de la Iglesia, y con un acentuado carácter misionero.
Debe dirigirse a sus destinatarios de siempre: los niños, los adolescentes, los jóvenes y los adultos.
A ejemplo de la catequesis patrística, debe moldear la personalidad creyente y, en consecuencia ser una verdadera y propia escuela de pedagogía cristiana.
Debe anunciar los misterios esenciales del cristianismo, promoviendo la experiencia trinitaria de la vida en Cristo como centro de la fe.
Debe considerar, como tarea prioritaria, la preparación y formación de los catequistas dotados de una profunda fe.


Las tareas fundamentales de la catequesis son n. 85:
Propiciar el conocimiento de la fe: el que se ha encontrado con Cristo desea conocerle lo más posible y conocer el designio del Padre que él le reveló. Ya en el orden humano, el amor hacia una persona lleva a conocerla aún más. La catequesis debe conducir por tanto a “la comprensión paulatina de toda la verdad del designio divino”; introduciendo a los discípulos de Jesucristo en el conocimiento de la Tradición y de la Escritura, que es la “ciencia eminente de Cristo”. Este profundizar en el conocimiento de la fe ilumina cristianamente la existencia humana, alimenta la vida de fe y capacita también para dar razón de ella en el mundo.

Así como para la vitalidad de un organismo humano es necesario que funcionen todos sus órganos, para la maduración de la vida cristiana hay que cultivar todas sus dimensiones: el conocimiento de la fe, la vida litúrgica, la formación moral, la oración, la pertenencia comunitaria, el espíritu misionero. Si la catequesis descuidara alguna de ellas, la fe cristiana no alcanzaría todo su crecimiento.



Catechesi Tradendae. Juan Pablo II:
En el centro de la catequesis encontramos esencialmente una Persona, la de Jesús de Nazaret, “Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad” Jn 1,14. “Jesús es el Camino, la Verdad y la Vida” Jn 14,6 y la vida cristiana consiste en seguir a Cristo.
Por ello el objeto esencial y primordial de la catequesis es “el Misterio de Cristo”, catequizar es: iluminar a todos acerca del misterio, comprender, la anchura, largura, altura y profundidad de la caridad de Cristo Ef 3,9. Es colocarnos en contacto y también en comunión, en intimidad al amor del Padre, hacernos partícipes de la Santísima Trinidad. En la catequesis el que enseña es Jesucristo, el Verbo encarnado e Hijo de Dios. Nosotros somos portavoz suyo. Así todo catequista ha de hacer resonar la frase de Jesús: “mi doctrina no es mía, sino del que me ha enviado” Jn 7,16. Es lo que hace San Pablo al tratar una cuestión primordial “Yo he recibido del Señor lo que os he transmitido”. 1 Cor 11, 23.
Esta doctrina no es un cúmulo de verdades abstractas sino la comunicación del Misterio vivo de Dios. Entonces nuestra propuesta consiste en Mirar a Jesús:
Durante todo su ministerio Jesús enseñó, lo hace desde un lugar con autoridad desconocidas hasta entonces. “ de nuevo se fueron reuniendo junto a El las multitudes y de nuevo según su costumbre, les enseñaba” Mc 10,1 “y se asombraban de su enseñanza, pues enseñaba como quien tiene autoridad” Mc 1,22.



Finalidad de la Catequesis:
La catequesis persigue el doble objetivo de hacer madurar la fe inicial y de educar al verdadero discípulo por medio de un conocimiento más profundo y sistemático de la persona y del mensaje de Jesucristo.
La catequesis debe a menudo preocuparse, no sólo de alimentar y enseñar la fe, sino de suscitarla continuamente con la ayuda de la gracia, de abrir el corazón, de convertir, de preparar una adhesión global a Jesucristo en aquellos que están aún en el umbral de la fe Esta preocupación inspira parcialmente el tono, el lenguaje y el método de la Catequesis.
La finalidad de la catequesis es la de ser un período de enseñanza y de madurez-el tiempo en el cual el cristiano, habiendo aceptado por la fe la persona de Jesucristo, se esfuerza por conocer mejor a ese Jesús en cuyas manos se ha puesto: conocer el Reino de Dios que anuncia, las exigencias y promesas contenidas en su mensaje evangélico, los senderos que El ha trazado a quien quiera seguirle.



Características de esta enseñanza:
Debe ser una enseñanza sistemática, no improvisada, siguiendo un programa que le permita llegar a un fin preciso.
Una enseñanza elemental que no pretenda abordar todas las cuestiones disputadas ni transformarse en investigación teológica o en exégesis científica.
Una enseñanza, no obstante, bastante completa, que no se detenga en el primer anuncio del misterio cristiano, que lo tenemos en el kerygma
una iniciación cristiana integral, abierta a todas las esferas de la vida cristiana.

lunes, 18 de mayo de 2009

Pedagogía de la Catequesis

LA PEDAGOGIA DE LA CATEQUESIS.
Primera parte


I.- INTRODUCCION:
Dios se reveló a la humanidad con el fin de darse a conocer e invitarnos a aceptar el regalo de la Salvación. Esta comunicación Dios la realizó según un estilo que ha sido llamado “Pedagogía Divina”.
El amor es la actitud que Dios manifestó hacia su Pueblo en el Antiguo Testamento: “Yo enseñé a Efraín a caminar, tomándole de los brazos… Con lazos humanos los atraía, con lazos de amor, y era para ellos como los que alzan a un niño contra su mejilla, me inclinaba hacia él y le daba de comer” (Os 11, 3-4).
Como el mejor educador, Dios comprende, escucha y se acerca a cada persona y cultura humana en su realidad única y particular. Habla y actúa para liberar, corregir, levantar y atraer libremente a sí a las personas y los pueblos.
Jesús, como nadie, encarnó en su persona y en su actividad esta pedagogía del Padre. Impresionaba su estilo educativo, hecho de palabras y gestos, de actitudes y silencios. Jesús, cuando formaba a sus apóstoles, los estimulaba con preguntas, recurría a metáforas y signos. Utilizaba distintos canales de comunicación para hacer más comprensible su Mensaje. Tomaba en cuenta la situación de sus diversos destinatarios. Usaba un lenguaje directo y sencillo. Jesús, sin duda, fue el Maestro: “La gente quedó asombrada y todos alababan a Dios, pues decían: “Nunca hemos visto nada parecido” (Mc 2, 12).
La Iglesia, vive su misión en continuidad con la pedagogía del Padre y del Hijo, vivificada por el Espíritu de Jesús Resucitado. La catequesis, inspirada en esta pedagogía, debe revisar y orientar su estilo pedagógico de modo de ser fiel a la dinámica de salvación. (Orientaciones para la Catequesis en Chile, 93-102)

II.- ELEMENTOS DE METODOLOGIA CATEQUISTICA:
El encuentro personal con Jesús es fundamental. Pero junto con ello es importante descubrir el cómo, es decir, el camino o método para alcanzar y profundizar tal encuentro. Es el delicado tema de la Metodología.
Un buen método en catequesis no solo debe transmitir con eficacia una doctrina, sino que también debe, y sobre todo, llevar a un verdadero encuentro personal y vital con el Señor.
Los mejores métodos catequísticos son aquellos que consideran simultáneamente las tres dimensiones constitutivas de la persona: la inteligencia (el saber), su afectividad (el sentir) y su voluntad (el actuar). Por lo tanto, a Jesús se le conoce y se le acoge como salvador amigo con el “Sí” de la inteligencia, con el “Sí” de la afectividad y con el “Si” de la voluntad.
De aquí la necesidad de valorar la metodología catequística, entendida como la ciencia que describe y analiza los métodos más pertinentes para que se logre lo más satisfactoriamente posible los objetivos de la educación de la fe.
Un encuentro catequístico es, esencialmente, un encuentro con el Señor Jesús y un encuentro con los hermanos, logrando así una experiencia de comunidad eclesial.
La realización del encuentro mismo es un proceso durante el cual se vivencian cuatro momentos fundamentales. Es lo que Jesús hacía vivir a sus discípulos, por ejemplo, con los discípulos de Emaús:
- El momento de la experiencia: consiste en evocar una experiencia de vida. A los discípulos de Emaús Jesús les pregunta: “¿Qué comentaban en el camino?”. Se usa también la expresión”partir de la vida” o momento del Ver.
- El momento del Anuncio: A los discípulos de Emaús, Jesús “les interpretó en todas las Escrituras lo que se refería a El”.La Palabra de Dios, proclamada, ilumina la experiencia humana, revelando la presencia o ausencia de Dios en ella. Es el momento del Juzgar, en que se descubren los contenidos de la Fe.
- El momento de la respuesta o aclamación a la Palabra de Dios: Los discípulos de Emaús “contaron cómo lo habían reconocido al partir el pan”. A Dios se le responde con la Fe, la cual se expresa mediante la oración, el canto, con signos y gestos litúrgicos. Es el momento del Celebrar.
- El momento del compromiso: Al reconocer al Señor, los discípulos de Emaús “se pusieron en camino y regresaron a Jerusalén” para anunciar al Resucitado. Es el momento del Actuar. Se trata aquí de la dimensión testimonial y operativa de la catequesis. (Orientaciones para la Catequesis en Chile, 103-129).

III.- LOS AGENTES DE LA CATEQUESIS. (Directorio para la Catequesis en Chile, 145-150)
“La finalidad cristo céntrica de la catequesis, que busca propiciar la comunión con Jesucristo en el convertido, impregna toda la formación de los catequistas. Lo que ésta persigue, en efecto, no es otra cosa que lograr que el catequista pueda animar eficazmente un itinerario catequístico en el que , mediante las necesarias etapas: anuncie a Jesucristo, dé a conocer su vida, enmarcándola en el conjunto de la Historia de la salvación; explique su misterio de Hijo de dios, hecho hombre por nosotros; y ayude, finalmente, al catecúmeno o al catequizando a identificarse con Jesucristo en los sacramentos de iniciación. En la catequesis permanente, el catequista no hace sino ahondar en estos aspectos” DGC 235.
El catequista, al igual que sus catequizándos, está en camino a la santidad. Por lo tanto, nadie puede pretender que sea una persona que ha logrado la perfección. A continuación se señalan los rasgos más sobresalientes que el catequista irá adquiriendo a lo largo de su formación inicial y permanente.

1.- El Ser del Catequista:
- Catequista es la persona que ha tenido una experiencia de Cristo personal y profunda, y lo ha reconocido como su Señor y Salvador. Ha respondido generosamente a su amoroso llamado, comprometiéndose en la construcción de su Reino.
- Es alguien que desea siempre crecer como persona, activa progresivamente sus potencialidades naturales; se interesa en vivir y discernir su escala de valores como mujer o varón. Descubre sus talentos y acepta sus debilidades con espíritu de superación.
- Tiene el interés y la madurez afectiva, intelectual y operativa suficientes para ir relacionando e integrando fe, vida y cultura.
- Es emocionalmente equilibrado, con gran fuerza de voluntad, alegre y acogedor.
- Guiado por la Palabra de Dios, va creciendo en la vida de oración, en diálogo e intimidad con el Señor, y en constante vida sacramental. Pertenece a una comunidad concreta en la que participa regularmente.
- Crece en el amor a la Iglesia: se siente parte viva y reconoce en ella la presencia y la acción de Dios. Vive la adhesión a los pastores con madurez y fidelidad. Es capaz de trabajar en equipo en forma creativa y responsable., abierto al diálogo y sabe escuchar.

2.- El Saber del Catequista:
- Es un maestro, un servidor de la palabra de Dios y crece progresivamente en el espíritu profético. Es capaz de discernir los signos de los tiempos y del Reino en las situaciones de la vida y de la historia. Día a día profundiza en la lectura de la Biblia y en las enseñanzas de la Iglesia..
- Es conocedor de los dones y debilidades de los hombres y mujeres. Para ello se empeña en informarse de los elementos fundamentales de psicología y sociología de la religiosidad. Con el fin de conocer cómo va el mundo, procura vivir informado y hace uso de las ciencias humanas.



3.- El Saber Hacer del Catequista:
- Con el fin de ser siempre más eficiente, se prepara constantemente en la ciencia de la educación y en las ciencias de la comunicación. Conoce lo fundamental de las técnicas de animación grupal y de la creación y uso de material didáctico. Se preocupa de conocer y asumir todo lo que le puede ayudar a ser un eficiente comunicador del mensaje salvador.

IV.- FUNCION DEL CATEQUISTA. ( Orientaciones para la Catequesis en Chile, 112-119)

Desde el punto de vista pedagógico, el catequista debe hacer significativo el mensaje salvador a sus destinatarios. El catequista escucha las esperanzas y temores, los sueños y dudas de sus catequizando para responder a sus inquietudes vitales con el Mensaje del Señor. Toma en consideración lo que el destinatario ya sabe y vive, hasta hacerle descubrir lo cercano que ya está Dios en su vida. “Se trata, en efecto, de educar en el conocimiento y en la vida de fe, de forma que el hombre entero, en sus experiencias más profundas, se vea fecundado por la Palabra de Dios” (DGC 67).
Un educador de la fe se esforzará por utilizar todos los canales de comunicación que poses; será ejemplo de creatividad, ingenio y variedad. Le parecerá insuficiente conformarse sólo con hablarles a sus destinatarios, escribir en el pizarrón y plantearles preguntas para que contesten en su cuaderno; aunque son estrategias válidas, no son las únicas. Por el contrario, también invitará al trabajo reflexivo individual, mostrará videos, pondrá música suave de fondo para crear el ambiente adecuado o par sugerir sensaciones ante cierto tema, propondrá trabajos cooperativos, técnicas que impliquen la expresión corporal, etc.
La acción del Espíritu Santo pasa también a través de estos medios o materiales didácticos. Todos ellos pueden ser utilizados siempre que sean lícitos y ayuden efectivamente en el proceso de aprendizaje.








miércoles, 13 de mayo de 2009

Nuevos Blog

Hola a todos quienes visitan este espacio , les cuento que estoy confeccionando nuevos blog , los cuales estan asigandos , para el grupo juvenil , para las actividades de catequesis y para nuestra comunidad en si , creo que hay bastante material y me gustaria compartirlo con ustedes , si pinchan las barras de arriba en sus respectivos nombres , veran el avance de estos blogs ....si tienes algo que compartir , puedes hacerlo a santuario.metrenco@gmail.com

lunes, 11 de mayo de 2009

Dia a Dia una veintena de peregrinos visitan nuestro santuario , algunos a dar gracias , otros a pedir favores a nuestra virgen del transito , como tambien a observar la belleza que este santuario posee , no solo por su arquitectura si no tambien por las hermosas imagenes que se conservan . aqui les dejo algunas de las fotografias tomadas por Pamela Bravo (Chile) y Miguel Angel Fernandez Bravo (Francia) , quienes gentilmente nos las han enviado.




















domingo, 3 de mayo de 2009

El Buen Pastor

aunar

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4 Pascua (B) Juan 10, 11-18
ACERCARNOS Y CONOCERNOS
JOSÉ ANTONIO PAGOLA
SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).

ECLESALIA, 29/04/09.- Cuando entre los primeros cristianos comenzaron los conflictos y disensiones entre grupos y líderes diferentes, alguien sintió la necesidad de recordar que, en la comunidad de Jesús, sólo él es el Pastor bueno. No un pastor más, sino el auténtico, el verdadero, el modelo a seguir por todos.

Esta bella imagen de Jesús, Pastor bueno, es una llamada a la conversión, dirigida a quienes pueden reivindicar el título de «pastores» en la comunidad cristiana. El pastor que se parece a Jesús, sólo piensa en sus ovejas, no «huye» ante los problemas, no las «abandona». Al contrario, está junto a ellas, las defiende, se desvive por ellas, «expone su vida» buscando su bien.

Al mismo tiempo, esta imagen es una llamada a la comunión fraterna entre todos. El Buen Pastor «conoce» a sus ovejas y las ovejas le «conocen» a él. Sólo desde esta cercanía estrecha, desde este conocimiento mutuo y esta comunión de corazón, el Buen Pastor comparte su vida con las ovejas. Hacia esta comunión y mutuo conocimiento hemos de caminar también hoy en la Iglesia.

En estos momentos no fáciles para la fe, necesitamos como nunca aunar fuerzas, buscar juntos criterios evangélicos y líneas maestras de actuación para saber en qué dirección hemos de caminar de manera creativa hacia el futuro.

Sin embargo, no es esto lo que está sucediendo. Se hacen algunas llamadas convencionales a vivir en comunión, pero no estamos dando pasos para crear un clima de escucha mutua y diálogo. Al contrario, crecen las descalificaciones y disensiones entre obispos y teólogos; entre teólogos de diferentes tendencias; entre movimientos y comunidades de diverso signo; entre grupos y «blogs» de todo género…

Pero, tal vez, lo más triste es ver cómo sigue creciendo el distanciamiento entre la jerarquía y el pueblo cristiano. Se diría que viven dos mundos diferentes. En muchos lugares los «pastores» y las «ovejas» apenas se conocen. A muchos obispos no les resulta fácil sintonizar con las necesidades reales de los creyentes, para ofrecerles la orientación y el aliento que necesitan. A muchos fieles les resulta difícil sentir afecto e interés hacia unos pastores a los que ven alejados de sus problemas.

Sólo creyentes, llenos del Espíritu del Buen Pastor, pueden ayudarnos a crear el clima de acercamiento, mutua escucha, respeto recíproco y diálogo humilde que tanto necesitamos. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

29/04/2009 15:01 Autor: ecleSALia.net. Tema: Biblia.

MUSICA DE FONDO