SANTUARIO METRENCO
UNA COMUNIDAD CREYENTE EN BUSQUEDA DEL REINO...
jueves, 10 de agosto de 2017
Celebración de la Virgen del Tránsito
Tendremos 3 eucaristías: a las 9.00 de la mañana, a las 12.00 y a las 16.00. Habrán sacerdotes dispuestos a acompañarnos con la confesión. Habrá un espacio para darles la bienvenida y ofrecerles un cafecito pa'l frio y tendremos un espcacio para comprometernos a cuidar nuestra casa común como nos pide el papa Francisco.
Nos encontramos el 15 para renovar nuestra fe y compromiso de ser católicos, de seguir a Jesús cada día.
domingo, 26 de febrero de 2017
Cuaresma 2017
1. Sonreír, un cristiano siempre es alegre!
2. Dar las gracias (aunque no "debas" hacerlo).
3. Recordarle a los demás cuanto los amas.
4. Saludar con alegría a esas personas que ves a diario.
5. Escuchar la historia del otro, sin prejuicios, con amor.
6. Detenerte para ayudar. Estar atento a quien te necesita.
7. Levantarle los ánimos a alguien.
8. Celebrar las cualidades o éxitos de otro.
9. Seleccionar lo que no usas y regalarlo a quien lo necesita.
10. Ayudar cuando se necesite para que otro descanse.
11. Corregir con amor, ni callar por miedo.
12. Tener buenos detalles con los que están cerca de ti.
13. Limpiar lo que uso en casa.
14. Ayudar a los demás a superar obstáculos.
15. Llamar por teléfono a tus padres.
Si todos intentamos este ayuno, lo cotidiano se llenará de:
PAZ, CONFIANZA, ALEGRÍA Y VIDA
CUARESMA 2017
miércoles, 1 de febrero de 2017
Queremos ser patrimonio de la Araucania
Dentro del Patrimonio arquitectonico-religioso de esta región, se destacan las obras construidas en el período del Vicariato Apostólico de la Araucanía, hoy Diócesis de Villarrica. Este Vicariato Apostólico estuvo bajo la responsabilidad de la orden de los Frailes Menores Capuchinos de Alemania, que llegaron a esta zona en 1896 para apoyar a los capuchinos italianos que carecían de personal. La Prefectura Apostólica erigida canónicamente en 1901 (aunque existía desde 1848) es la predecesora del Vicariato Apostólico erigido en 1928, llegó a ser Diócesis recién en 2002.
En el período de los capuchinos bávaros, se construyeron innumerables iglesias, capillas ,escuelas y servicios de salud; siendo solo reconocida dentro de la región como Monumento Nacional la “Capilla de nuestra señora del Carmen de Ultracautin” ubicada en la comuna de Lautaro y la “Capilla de San Conrado” ubicada en la comuna de Cunco. Esta última, que es obra del Padre Bernabé Gutknecht, se encuentra emplazada dentro de la ya declarada Zona Típica de Villa García, la cual incorpora dentro de este asentamiento casas, escuela, centro comunitario y una propuesta urbanística social muy innovadora para su época en el sur de Chile. El Padre Bernabé Gutknecht, conocido también como fray Bernabé de Lucerna; es quien diseñó y construyó el “Santuario de la Virgen del Tránsito de Metrenco” que se propone declarar Monumento Histórico. Esta obra es fácilmente reconocible al encontrarse emplazada en la Ruta 5 sur en la localidad de Metrenco. Dentro del complejo religioso destacan las siguientes construcciones:
Se buscará, posteriormente a la declaración, postular a distintos Fondos de Financiamiento ya sea de instituciones publicas o privadas. Esto sumado con todo tipo de aportes de la comunidad para realizar este proceso.
Se invita a todos los que tengan interés en contribuir con este proceso y con su posterior restauración, a tomar contacto con la directiva del Santuario y formalizar su participación y sus aportes.
Desde ya muchas gracias.
lunes, 2 de abril de 2012
SEMANA SANTA 2012
Semana SantaPara vivir la Pascua del año 2012 Cuando en la vigilia pascual, el sacerdote marque el año en curso sobre el cirio, señale las cinco llagas de Cristo y lo encienda con el fuego bendecido, entraremos una vez más en el misterio más hondo de nuestra fe. En nuestro mundo, en el que conviven la vida y la muerte, Cristo glorioso, muerto y resucitado, centro de la fe, de la vida y de la liturgia, es la certeza de la victoria de la luz sobre las tinieblas. Eso es lo que querremos significar cuando la luz del cirio se vaya difundiendo por la asamblea que celebra y, desde ella, por todas las realidades que necesitan de resurrección.
Ver para creer La celebración de la Resurrección no tendría fuerza si no fuésemos conscientes de la muerte. Sin “ver” las muertes que nos rodean, no podríamos “creer” de verdad en Cristo victorioso sobre la muerte y el pecado. Nuestra fe no tendría sentido. Por eso la Cuaresma, tiempo de preparación personal y comunitaria a la Pascua, nos permite tomar conciencia de las fuerzas de muerte de nuestra sociedad y de nuestra vida personal en cuarenta días de mirada atenta y creyente al corazón y a nuestro alrededor. Ver los signos de muerte que hay en nuestro propio interior y en el mundo no es pesimismo, sino un esfuerzo por mirarlo todo con los ojos de Dios, que está atento al clamor de los que sufren y a lo que destruye su proyecto de amor y salvación. Él es un Dios que ante todo quiere nuestra plenitud, la superación del dolor y del pecado, y la felicidad de todos sus hijos.
Convertirnos al Evangelio La mirada que sabe descubrir los signos de muerte es capaz de anhelar la vida y celebrar la Resurrección. Es capaz de convertirse. El Miércoles de Cenizas, cuando iniciemos el itinerario cuaresmal de preparación a la Pascua, se nos impondrá la ceniza en la frente, como signo del camino de conversión. Una de las fórmulas que acompaña el gesto dice: “Conviértete y cree en el Evangelio”. Son palabras de Jesús tomadas de Mc 1, 15, cuando inicia su predicación, proclamando la cercanía del Reino y la necesidad de cambiar de vida. La conversión, esfuerzo permanente de todo creyente, es aprender a vivir según los criterios de Dios, revelados en Jesús y en su Evangelio. Esta Cuaresma es una nueva oportunidad que el Señor le regala a su Iglesia para cambiar de vida, de actitud, y de mente. Pero ello sólo es posible si sabemos “ver” hacia dentro de nosotros mismos y hacia lo que nos rodea: familia, trabajo, barrio y ciudad, país y mundo. Allí descubriremos los signos de la cruz y los signos de la luz. Descubriremos que Cristo sigue muriendo y resucitando, que la Pasión continúa pero que al mismo tiempo la Resurrección ilumina toda la historia desde la sencillez de pequeños signos de vida. Signos de la Cruz Los medios de comunicación nos muestran un país que presume de éxito económico y de desarrollo sostenido. ¡Qué fácil y qué grato es quedarnos arrellanados en esa visión exitosa y placentera, sobre todo cuando percibimos en la propia experiencia que no nos falta nada, que a pesar de la crisis que se vive a nivel mundial, poco a poco mejora la calidad de vida y no hay grandes dolores ni problemas! La Cuaresma y la Pascua nos invitan, en cambio, a mirar ese diagnóstico con los ojos de Dios, desde la cruz de Jesucristo. Ellos nos permitirán ver, a la sombra de las cifras optimistas y de las proyecciones promisorias, sin negarlas pero ampliando el ángulo de visión, a los pobres y a los tristes que están al margen del modelo exitoso. Y también a tantos otros sufrientes a quienes puede no faltarles lo material, pero sí el amor. No son pocos, y aunque fuesen dos o tres en quince millones, son nuestros hermanos. Y son los predilectos del Señor. Si no vemos a nuestros hermanos que no tienen acceso a la educación y a los bienes culturales; si no somos conscientes de la creciente desigualdad que divide a nuestro país en grupos cerrados y sin comunicación; si no reaccionamos ante la avaricia y la falta de solidaridad, ante las descalificaciones y la dificultad de valorar al otro; si no ponemos atajo al individualismo consumista, a la soberbia de creernos mejores que otros, a la desconfianza mutua en todos los ámbitos, desde el barrio hasta la política; si no condenamos los brotes de inmoralidad que han aparecido en los casos de corrupción, de pedofilia y de tantos otros; si no reconocemos nuestras propias complicidades en el descuido de la naturaleza y de los recursos que son de todos, en la contaminación de nuestro aire, de nuestros ríos, mares, ciudades y campos; si no “vemos” todo esto y no ponemos nuestro corazón en actitud de conversión, no podremos celebrar realmente la Pascua, la irrupción de la vida, y nos habremos quedado en una oscuridad que el cirio de 2011 no tendrá fuerza para iluminar. Todos estos signos de muerte nos permiten mirar el interior de nuestro propio corazón y nuestras comunidades, y descubrir si estamos abiertos a los demás o encerrados en nosotros mismos, si somos manipulados por los modelos culturales dominantes o si luchamos contra ellos. La conversión parte por la conciencia de los signos de muerte personales y sociales.
Signos de la Luz Para los cristianos no hay cruz sin Resurrección, no hay muerte sin vida. Por eso la Pascua, que no es un mero hecho del pasado de Jesús de Nazaret, sino un hecho del presente de todos nosotros, resplandece en signos luminosos, aunque sean pequeños. Ellos nos hablan de un Dios vivo y salvador, e interpelan nuestra coherencia con el Evangelio al hacernos constructores de un mundo nuevo, según los criterios de Dios. Basta elevar un poco el cirio pascual, de modo que ilumine los rincones que normalmente no apreciamos y que no suelen hacer noticia, y allí veremos a voluntarios en las más diversas tareas solidarias, a jóvenes y adultos generosos que regalan su tiempo libre para construir techos y casas, para atender niños, enfermos y abandonados, para dar alimento, calor y un momento de amistad a los habitantes de las veredas, puentes y calles; veremos a muchos hombres y mujeres que buscan a Dios y se abren a la trascendencia en un mundo esclavo de lo material y lo inmediato; veremos el desborde espontáneo de generosidad de miles de chilenos ante las emergencias desastrosas; veremos a tantos padres que se esfuerzan hasta el límite para que sus hijos mejoren sus posibilidades y su calidad de vida; veremos la capacidad festiva inagotable, aun de quienes a menudo tienen poco motivo para festejar; veremos el lado luminoso de la globalización, la conciencia de ser una gran familia de hermanos destinada a la fraternidad y a la paz. ¡Veremos esto y tantos otros signos de vida! Todos ellos, presentes ya en nuestro mundo, nos llevan a creer en un Dios que envió a su Hijo a darnos vida en abundancia. Nos ayudan a celebrar la Pascua con sentido, creyendo en la fuerza de la Resurrección porque somos conscientes de la fuerza de la muerte. La luz de Cristo, que alabamos en la noche de Pascua, realmente vence las tinieblas, las de 2011 y las de siempre, porque la historia está ahora iluminada por la victoria de Cristo resucitado.
Pan para el camino El itinerario cuaresmal, camino de cuarenta días, lo recorremos ayudados por el alimento de las prácticas tradicionales de este tiempo litúrgico: la limosna, la oración y el ayuno (Mt 6, 2.5.16). El ayuno, que es sobriedad de vida y privación del alimento en algunos momentos para significar con ello que el alimento verdadero no es el material, sino la Palabra de Dios, nos ayuda a centrar la vida en lo esencial; la limosna, que es solidaridad con el pobre y privación de lo superfluo para acudir en auxilio de quien no tiene lo necesario para vivir, nos abre a los hermanos y nos ayuda a luchar contra el individualismo y el autocentramiento; y la oración que es intimidad y diálogo con Dios, nutre nuestra fe y nos abre a las necesidades de los pobres y sufrientes. La escucha atenta de la Palabra, pan cotidiano del creyente, es en este tiempo de Cuaresma acoger al mismo Jesús que nos dice: “Conviértanse y crean en el Evangelio”. El cirio de 2011 será la celebración de un esfuerzo renovado por cumplir esa Palabra. Comisión Nacional de Liturgia |
miércoles, 7 de marzo de 2012
Día Internacional de la Mujer
¿No te parece raro que haya un día Internacional de la Mujer y ninguno del Hombre? Es raro, pero tiene un sentido histórico y profundo. Se celebran las conquistas obtenidas por las mujeres, como el derecho a voto, la igualdad en el trabajo o la posibilidad de estudiar igual que los hombres. Hace cien años en Chile nada de esto era posible, ¿te imaginas? Conoce aquí algunas de las chilenas que marcaron la historia y cultura de nuestro país y a quienes se las recordará el 8 de marzo.
Todo partió con una protesta de mujeres obreras de Manhattan, que pidieron el respeto de sus derechos laborales. Fue un 8 de marzo de 1857. Desde esa remota fecha la lucha por los derechos femeninos ha sido diaria. Revisa aquí los hechos históricos que llevaron, en 1977, a las Naciones Unidas a proclamar este día. El siglo XX fue testigo de avances en el derecho a la educación y el voto. En la actualidad las Naciones Unidas trabajan en lograr el fin de la discriminación y de la violencia contra la mujer.
A lo largo de la historia de Chile, las mujeres han debido dar una dura pelea para que sus derechos fueran respetados. Un ejemplo de esto es que recién a mediados del siglo pasado, bajo la presidencia de Gabriel González Videla, obtuvieron el derecho a voto y sólo este año, nuestra Corte Suprema de Justicia tiene mujeres entre sus ministros.
A principios de marzo, se marcó un nuevo hito: el nombramiento de una mujer como presidente de la Cámara de Diputados, la parlamentaria PPD, Adriana Muñoz. En la presencia femenina en la historia universal, podrás encontrar gran cantidad de material referido a los derechos de la Mujer, su historia y las convenciones mundiales que existen sobre ellos. Contiene reseñas biográficas de mujeres destacadas, tan diversas como Frida Kalho o la Madre Teresa de Calcuta.
sábado, 4 de febrero de 2012
FALLECIMIENTO
COMUNICAMOS A LA COMUNIDAD , EL SENSIBLE FALLECIMIENTO DE ANGEL RIQUELME , esposo de Elba y Padre de nuestro Querido Angel , lamentamos tan importante perdida.
domingo, 25 de diciembre de 2011
NAVIDAD 2011
sábado, 24 de diciembre de 2011
NOCHE BUENA EN METRENCO
martes, 23 de agosto de 2011
FALLECIMIENTO
A NUESTRA QUERIDA COMUNIDAD DE METRENCO , COMUNICAMOS EL SENCIBLE FALLECIMIENTO DE NUESTRA AMIGA , HERMANA , CECILIA PAILLACHEO , QUIEN HA DEJADO DE EXISTIR TRAS SU LUCHA CONTRA EL CANCER . OREMOS POR SUS HIJOS JUAN FRANCISCO , NICOLAS Y CARLITOS Y POR SU ESPOSO JUAN ÑAICULEO. Y POR EL ETERNO DESCANSO DE CECILIA
miércoles, 10 de agosto de 2011
15 de AGOSTO
miércoles, 13 de abril de 2011
DOMINGO DE RAMOS
sábado, 5 de marzo de 2011
FALLECIMIENTO
A nuestra Comunidad de Metrenco : amigos les comunico el sensible fallecimiento de nuestra querida hermana , Monica Huentemil , esposa de Don Nelson Gerardo , quien por años lucho contra un cancer que hoy terminó con su vida.
lunes, 5 de abril de 2010
¿Dónde buscar al que VIVE?
De José Antonio PAGOLA
La fe en Jesús, resucitado por el Padre, no brotó de manera natural y espontánea en el corazón de los discípulos. Antes de encontrarse con él, lleno de vida, los evangelistas hablan de su desorientación, su búsqueda en torno al sepulcro, sus interrogantes e incertidumbres.
María de Magdala es el mejor prototipo de lo que acontece probablemente en todos. Según el relato de Juan, busca al crucificado en medio de tinieblas, «cuando aún estaba oscuro». Como es natural, lo busca «en el sepulcro». Todavía no sabe que la muerte ha sido vencida. Por eso, el vacío del sepulcro la deja desconcertada. Sin Jesús, se siente perdida.
Los otros evangelistas recogen otra tradición que describe la búsqueda de todo el grupo de mujeres. No pueden olvidar al Maestro que las ha acogido como discípulas: su amor las lleva hasta el sepulcro. No encuentran allí a Jesús, pero escuchan el mensaje que les indica hacia dónde han de orientar su búsqueda: «¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí. Ha resucitado».
La fe en Cristo resucitado no nace tampoco hoy en nosotros de forma espontánea, sólo porque lo hemos escuchado desde niños a catequistas y predicadores. Para abrirnos a la fe en la resurrección de Jesús, hemos de hacer nuestro propio recorrido. Es decisivo no olvidar a Jesús, amarlo con pasión y buscarlo con todas nuestras fuerzas, pero no en el mundo de los muertos. Al que vive hay que buscarlo donde hay vida.
Si queremos encontrarnos con Cristo resucitado, lleno de vida y de fuerza creadora, lo hemos de buscar, no en una religión muerta, reducida al cumplimiento y la observancia externa de leyes y normas, sino allí donde se vive según el Espíritu de Jesús, acogido con fe, con amor y con responsabilidad por sus seguidores.
Lo hemos de buscar, no entre cristianos divididos y enfrentados en luchas estériles, vacías de amor a Jesús y de pasión por el Evangelio, sino allí donde vamos construyendo comunidades que ponen a Cristo en su centro porque, saben que «donde están reunidos dos o tres en su nombre, allí está él».
Al que vive no lo encontraremos en una fe estancada y rutinaria, gastada por toda clase de tópicos y fórmulas vacías de experiencia, sino buscando una calidad nueva en nuestra relación con él y en nuestra identificación con su proyecto. Un Jesús apagado e inerte, que no enamora ni seduce, que no toca los corazones ni contagia su libertad, es un "Jesús muerto". No es el Cristo vivo, resucitado por el Padre. No es el que vive y hace vivir.
jueves, 1 de abril de 2010
¿Qué hace Dios en una cruz?
Estimada Comunidad: les comparto una reflexión del sacerdote y teólogo español José Antonio Pagola. Esta es una pregunta difícil de responder y que pertenece a todo el camino de la revelación: el misterio del Dios hecho carne.
QUÉ HACE DIOS EN UNA CRUZ?
José Antonio PAGOLA
Según el relato evangélico, los que pasaban ante Jesús crucificado sobre la colina del Gólgota se burlaban de él y, riéndose de su impotencia, le decían: «Si eres Hijo de Dios, bájate de la cruz». Jesús no responde a la provocación. Su respuesta es un silencio cargado de misterio. Precisamente porque es Hijo de Dios permanecerá en la cruz hasta su muerte.
Las preguntas son inevitables: ¿Cómo es posible creer en un Dios crucificado por los hombres? ¿Nos damos cuenta de lo que estamos diciendo? ¿Qué hace Dios en una cruz? ¿Cómo puede subsistir una religión fundada en una concepción tan absurda de Dios?
Un "Dios crucificado" constituye una revolución y un escándalo que nos obliga a cuestionar todas las ideas que los humanos nos hacemos de un Dios al que supuestamente conocemos. El Crucificado no tiene el rostro ni los rasgos que las religiones atribuyen al Ser Supremo.
El "Dios crucificado" no es un ser omnipotente y majestuoso, inmutable y feliz, ajeno al sufrimiento de los humanos, sino un Dios impotente y humillado que sufre con nosotros el dolor, la angustia y hasta la misma muerte. Con la Cruz, o termina nuestra fe en Dios, o nos abrimos a una comprensión nueva y sorprendente de un Dios que, encarnado en nuestro sufrimiento, nos ama de manera increíble.
Ante el Crucificado empezamos a intuir que Dios, en su último misterio, es alguien que sufre con nosotros. Nuestra miseria le afecta. Nuestro sufrimiento le salpica. No existe un Dios cuya vida transcurre, por decirlo así, al margen de nuestras penas, lágrimas y desgracias. Él está en todos los Calvarios de nuestro mundo.
Este "Dios crucificado" no permite una fe frívola y egoísta en un Dios omnipotente al servicio de nuestros caprichos y pretensiones. Este Dios nos pone mirando hacia el sufrimiento, el abandono y el desamparo de tantas víctimas de la injusticia y de las desgracias. Con este Dios nos encontramos cuando nos acercamos al sufrimiento de cualquier crucificado.
Los cristianos seguimos dando toda clase de rodeos para no toparnos con el "Dios crucificado". Hemos aprendido, incluso, a levantar nuestra mirada hacia la Cruz del Señor, desviándola de los crucificados que están ante nuestros ojos. Sin embargo, la manera más auténtica de celebrar la Pasión del Señor es reavivar nuestra compasión. Sin esto, se diluye nuestra fe en el "Dios crucificado" y se abre la puerta a toda clase de manipulaciones. Que nuestro beso al Crucificado nos ponga siempre mirando hacia quienes, cerca o lejos de nosotros, viven sufriendo.
sábado, 27 de marzo de 2010
Evangelio domingo 28 de marzo 2010
¡BENDITO EL QUE VIENE EN NOMBRE DEL SEÑOR!
Hoy comenzamos la Semana Santa y el evangelio nos narra la entrada de Jesús a Jerusalén, según la versión del evangelista san Lucas (Lc.19,28-40). Se trata de una entrada distinta a la del común de los peregrinos que llegaban a Jerusalén con motivo de la celebración de la pascua del pueblo judío. Jesús no entra a Jerusalén confundido entre la multitud de peregrinos, porque, a pocos días de sufrir su crucifixión y muerte, en la última etapa de su vida terrena, él quiere expresar de manera visible con signos contundentes, el sentido salvador de todo lo realizado durante su vida y de lo que se realizará en su pasión, muerte y Resurrección.
Aclamado por la gente que le grita: “Bendito en el nombre del Señor el que viene como rey”, Jesús se revela como un monarca que no es de este mundo, desde el momento en que no se muestra con el poder de los grandes de este mundo. No llega en cabalgadura militar, sino montado humildemente sobre un asno. Su reinado es el del servicio, por eso es recibido con los signos populares que la gente de Israel acostumbró realizar, cuando en ocasiones anteriores acogió a quienes reconoció a través de su historia como sus reyes y servidores, como por ejemplo Salomón. Entre esos signos están las aclamaciones, las palmas y los mantos puestos a su paso a modo de alfombra.
Pero en Jesús, hay alguien más que una persona humana; la gente lo reconoce como el que viene en nombre del Señor, es decir, lo reconoce como el Mesías, el Salvador, el que viene a realizar una nueva pascua; la Pascua de la Alianza nueva y eterna, con la cual Jesús realiza para todos nosotros el sencillo servicio del amor, perdonando nuestros pecados.
Al iniciar la Semana Santa, celebrando el Domingo de Ramos, dispongámonos no solo a disfrutarla como un tiempo de descanso aprovechando los días feriados, sino vivámosla sobre todo como un tiempo apropiado para recibir a Jesús, que al igual como entró en Jerusalén, quiere entrar en nuestras vidas con la ceremonia de un rey servidor, para llevarnos en su Pascua a vivir nuestra pascua, dando los pasos necesarios desde nuestros egoísmos, orgullos y rencores, hacia el amor, la generosidad, la sencillez y el perdón, para reencontrarnos con nosotros mismos, con Dios y nuestros hermanos como servidores y ser bendecidos por aquel que viene en el nombre del Señor.
Fr. Miguel Angel Ríos op.
miércoles, 24 de marzo de 2010
Divorciados que se vuelven a casar
Queridos amigos les comparto esta noticia. Estamos en deuda con esta atención particular en la Iglesia. Creo que es bueno mirar-nos y mirar a Jesús. El Evangelio se hace "Buena Noticia" viviendo la acogida. Respecto las situaciones "humanamente difíciles"... nos puede dar luces la praxis de la Iglesia primitiva respecto los casos del cónyuge injustamente abandonado.
Divorciados que se vuelven a casar: una atención particular de la Iglesia
Entrevista al obispo-regente del Tribunal de la Penitenciaría Apostólica
ROMA, martes 23 de marzo de 2010 (ZENIT.org).- El obispo-regente del Tribunal de la Penitenciaría Apostólica, monseñor Giovanni Francesco Girotti, abordó el tema de la actitud de los confesores en el delicado caso de las personas divorciadas que se han vuelto a casar.
Lo hizo ante los micrófonos de Radio Vaticano el pasado 8 de marzo, durante el curso anual de la Penitenciaría Apostólica para jóvenes sacerdotes sobre “fuero interno”, celebrado en el Vaticano del 8 al 12 de marzo,
El prelado destacó que “la doctrina y la práctica oficial de la Iglesia vigentes actualmente buscan recorrer una ruta fiel al mandato recibido por el Señor, que es quien administra perdón y misericordia”.
“La Iglesia, frente a las situaciones a veces muy delicadas -como el caso de los divorciados que se han vuelto a casar-, y el Papa nos lo recuerda muy a menudo, actúa siempre según el espíritu de Jesús, que tiene compasión por los pecadores”, añadió.
El confesor es “el administrador” de este ministerio y no el “patrón”.
Así, “cuando no puede dar la absolución, da las indicaciones, ofrece los medios para poder mantenerse siempre en el corazón de la Iglesia”.
La Iglesia “no puede faltar a su mandato, no puede ocultar sus principios, pero a pesar de ello, la Iglesia se debe a estas personas a las que no puede abandonar”, destacó.
El prelado también recordó que la Iglesia, “en todas sus intervenciones, también recientes, ha demostrado siempre una atención, un cuidado, un compromiso de ir al encuentro de situaciones humanamente difíciles y que parecen imposibles de resolver”.
“Por supuesto”, los divorciados que se han vuelto a casar continúan perteneciendo a la Iglesia, insistió.
Y concluyó: “El cuidado que hay que reservarles es verdaderamente una tarea digna de atención”.
lunes, 22 de marzo de 2010
Una interesante reflexión en torno al terremoto.
Queridos amigos y amigas: me llegó esta interesante y profunda reflexión sobre el terremoto. La comparto con Uds.
¿Es responsable Dios de este terremoto?
En ciertas ocasiones los seres humanos, incluso siendo cristianos, nos preguntamos por la existencia del mal. “¿Por qué el mal?”. El tremendo terremoto que nos ha azotado ha hecho que volvamos a hacernos la misma pregunta. Como creyentes hacemos incluso otra pregunta: ¿es responsable Dios de esta tragedia?
He estudiado el tema, pero las respuestas no me convencen. Las soluciones muy racionales a estos cuestionamientos, por una parte son indignantes para los que sufren y, por otra, conducen a una naturalización del mismo mal. Tanto el mal físico como el mal moral llevan la marca del misterio. Con todo, no es inútil mantener estos cuestionamientos porque, en la medida que tratamos de resolverlos, hallamos algunas claridades y abrimos posibilidades a reconstrucciones insospechadas.
Cabe aclarar, en primero lugar, de qué Dios se trata. Cuando hablamos de la posibilidad de que “un dios” sea responsable del terremoto suponemos que este “dios” puede ser el culpable directo del sufrimiento atroz de algunas personas; que este “dios” pone pruebas a la gente, como ser, arrebatar a una madre de sus brazos a dos de sus hijos para que ella crea por fin en su poder; que podría, si quiere, castigar a los miserables por miserables, y a los pecadores por pecadores; que este “dios” se divierte con su mundo y que la humanidad debe vivir, en consecuencia, expuesta a su arbitrariedad. Ninguno de estos dioses, empero, es el Dios de los cristianos. ¿Cómo lo sabemos?
Es necesario volver a la historia. Los cristianos conocemos a Dios gracias a un hombre inocente con apariencia de castigado que creyó, sin embargo, que Dios era un Papá y que habría de reinar como un “padre nuestro”. Esta fe suya le costó la vida. ¿Cómo habría de creerse –dirían autoridades religiosas de entonces- que Dios es amor y solo amor; que ama a los que nadie ama y ofrece un perdón incondicional a los que es normal castigar? Allí, en la cruz, la Iglesia naciente creyó en un Dios trino. Allí, en Jesús crucificado, nunca Dios fue más nuestro y nunca fuimos más suyos. Por esto, cuando los cristianos delante de la cruz nos hacemos la pregunta por el origen del mal somos desarmados por Cristo. Bien podremos quejarnos contra “Dios”, lo hizo Job. Pero no contra Jesús. Hoy, Cristo, como nuestro representante, pregunta a Dios por los millares de crucificados por el terremoto: muertos, heridos, huérfanos, hambrientos, enfermos, despojados, sin-techos, cesantes… Pero el mismo Jesús constituye, a la vez, la cercanía de Dios, el consuelo y la mano amiga sobre el hombro del que lo perdió todo.
Los cristianos no incurrimos en ningún “dolorismo” cuando nos aferramos al crucificado pues lo creemos resucitado. El dolor por el dolor solo hace daño. Lo último es la resurrección, no la muerte. Pero la confesión de la resurrección puede ser vana. Creemos que la cruz salva porque Jesús fue resucitado, pero si nosotros cristianos no resucitamos a los crucificados y con los crucificados, nuestra creencia en el Dios de Jesús se vuelve irrisoria u ofensiva. ¿Podemos decirle hoy a los que sufren que Cristo está con ella? Sí y no. No podrían los jóvenes, si en vez de salir pala en mano a ayudar a los damnificados se quedan de brazos cruzados. Sí podrían los ancianos, si no pudieran hacer nada más que rezar con sus compatriotas: “Dios nuestro, por qué nos has abandonado”. La fe en Cristo es auténtica cuando no asfixia el escándalo del dolor inocente con razonamientos justificadores de lo injustificable; cuando recicla este escándalo como amor que colabora libremente en la obra de un Dios Creador cuya obra nos desconcertaría por completo si no experimentáramos que este amor es lo más real de lo real.
Estamos ante una catástrofe, pero también ante uno de esos momentos de la vida en que se decide un rumbo definitivo. ¿Chile? ¿Qué es? ¿Quién? Chile es un país que puede convertir esta catástrofe en un acontecimiento de amor masivo y profundo. Estos días en que hemos visto tanto dolor, los chilenos tendríamos que estar más atentos que nunca al inmenso amor que llevamos en la sangre y que está haciendo milagros entre todos nosotros. Este debiera ser el aporte cristiano. Los terremotos en Chile son nuestro sino, pero nuestra vocación es la solidaridad. Los terremotos para los chilenos, en la óptica de la fe cristiana, no ocurren por “culpa” del “Padre nuestro”, sino que son una ocasión para amarnos y creer en el Amor. Tal vez ni el propio Jesús habría podido explicar el origen de este desastre, pero de nuevo habría dado su vida para que creyéramos que el Amor es el sentido definitivo, a veces atrozmente oculto, de la creación. Lo más real de lo real.
Jorge Costadoat
Centro Teológico Manuel Larraín
Evangelio domingo 21 de marzo 2010
“…YO TAMPOCO TE CONDENO…”
Forma parte de la justicia, el respetar el derecho de alguien a rehabilitarse de un eventual error, delito o pecado. A este respecto, resulta iluminador el mensaje del evangelio de hoy ((Jn.8,1-11), mostrándonos el amor y el perdón como una alternativa posible y eficaz, para salvar el derecho a la vida, la dignidad y la rehabilitación de quien ha cometido una falta. Se trata del caso de la mujer adúltera, condenada por la ley judía de su época, a la pena capital de lapidación (apedreamiento).
La fuerza del mensaje de este episodio está en la forma de proceder de Jesús que actúa con el criterio del amor, a partir del cual, juzga una situación de pecado sin declarar inocente a la persona, pero tampoco la condena a muerte; por el contrario, interpreta la ley para ponerla al servicio de la vida de la pecadora. En segundo lugar, Jesús procede frente a los maestros de la ley con una sana astucia, buscando como objetivo, no el engañarlos, sino, al contrario, desenmascarar la trampa que ellos quieren tenderle, aprovechándose de la situación de la mujer; por eso les dice: “El que esté libre de pecado, que le lance la primera piedra”. Como resultado, uno a uno los acusadores se fueron retirando del lugar. Jesús logró cuestionar la conciencia de ellos hasta hacerlos darse cuenta, que desde el punto de vista moral , no eran mejores que la mujer acusada. Por último, tenemos la actitud misericordiosa de Jesús frente a la mujer, después de quedar solo con ella: “…mujer ¿Dónde están: ninguno te ha condenado?... Yo tampoco te condeno”. De este modo el Señor salva la vida de la mujer, la libera de la humillación y culpabilización moral, devolviéndole la dignidad como persona en la que se puede confiar a pesar de lo que haya hecho; por eso le dice:”vete y no vuelvas a pecar en adelante”.
Desde nuestra condición humana, todos podemos reflejarnos en la situación de esta mujer, porque todos cometemos errores y nos exponemos a sufrir descalificación moral, sintiendo la necesidad de recibir perdón y la posibilidad de una nueva oportunidad. A diferencia de ella, nuestro sistema legal, no nos condena a muerte por causas de tipo religioso-moral; pero con la murmuración, los prejuicios y el popular “pelambre”, podemos destruir la vida de alguien, sin sopesar las consecuencias, si el día de mañana somos nosotros los que estamos en una situación similar. Jesús nos llama a respetarnos, sobre todo cuando queda al descubierto la parte frágil de nuestra condición humana. La manifestación más noble de ese respeto es el amor bajo la forma de misericordia y perdón y alcanza su expresión concreta cuando somos capaces de decir a alguien, desde el corazón: “Yo tampoco te condeno”.
lunes, 15 de marzo de 2010
Evangelio domingo 14 de marzo 2010.
Queridos amigos y amigas el terremoto no ha pasado inadvertido, nos ha hecho detenernos para pensar sobre nuestra propia fragilidad y sobre aquello que es verdaderamente importante: la familia, los hijos, los amigos, las personas que amamos, la vida.
Les saludo a la distancia, mil abrazos. Les anexo la reflexión bíblica sobre el comentario al evangelio de este domingo recién pasado de Fray Miguel Angel.
TERREMOTO Y CONVERSIÓN
Se acabó el terremoto y ahora viene la reconstrucción. Algunos lo perdieron todo, hay que empezar todo de nuevo. Algunos perdieron parte de lo que tenían, esa parte se reconstruirá de nuevo. Algunos no perdieron nada y sólo sufrieron daños menores, en este caso habrá que reponer los estucos y limpiar la tierra que cayó. De todas formas, todos tendremos algo nuevo después de la catástrofe. No será de inmediato seguramente, pero mientras nos defendemos con algo provisorio, se va haciendo la nueva reparación definitiva.
Así como se dan los fenómenos de los terremotos en tantos suelos y en especial en nuestro suelo chileno, así también en ese otro terreno que es el terreno espiritual de nuestra vida, también se dan “terremotos” que nos afectan en lo personal, familiar y social. “Terremotos” que echan por tierra nuestra vida, cuando descubrimos que los cimientos en los que la afianzábamos eran falsos, frágiles, inconsistentes e insuficientes.
La parábola del Hijo pródigo (Lc.15,11-32), es un ejemplo de una familia que en un determinado momento de su vida, sufre un “terremoto”, por causa de un hijo que se va de la casa, ansioso por gastar en todo tipo de placeres el dinero de la herencia que le correspondía. En lo personal el hijo sufre este terremoto, en el momento en que se le acaba el dinero, pasa hambre y se siente solo; su padre sufre esta crisis en el momento en que el hijo se aleja del hogar y también se siente solo. Ambos experimentan la fragilidad y lo caduco de la forma de relacionarse que hasta ese momento tenían. La parábola no nos dice nada explícito a este respecto, pero permite suponer que faltaba un nivel de mayor profundidad en esa relación familiar entre un hijo que tenía todo lo material que pedía y un padre que se lo concedía.
El desenlace del relato nos muestra que en circunstancias de crisis, se despierta en las personas una especie de intuición que hace percibir lo importante, lo verdadero, lo esencial, lo que está en peligro de perderse al equivocar los criterios de vida y tomar por esencial y absoluto, lo que no es más que relativo y mediático. Este hijo y este padre de la parábola, dan un vuelco radical a sus vidas a partir de ese momento crítico. Se vuelcan a la verdad del amor , descubriéndola y experimentándola como la cualidad esencial de todo ser humano. El hijo va a vivir este amor en clave de arrepentimiento y humildad para reconocer su error, y el padre va a vivir este amor en clave de gratuidad, acogida, entrega, esperanza y confianza. Lo central del relato viene a ser el reencuentro fundado sobre la cualidad esencial del amor, que hace que a partir de allí se comience a desarrollar una relación nueva, mucho más profunda ,auténtica y duradera, que la primera que estaba condicionada por el ídolo de lo material. En este hijo y este padre que se reencuentran, están representadas las cualidades del amor de Dios para cono nosotros, en especial su misericordia.
Una verdadera conversión, es como “terremoto” espiritual, y se desencadena cuando vivimos una experiencia fuerte de dolor, de fragilidad, de impotencia frente a alguna situación. También se dan cuando, a pesar de lo que hayamos hecho, experimentamos la gratuidad del amor, el perdón, y la alegría que transmite el rostro de quien nos acoge con misericordia, confianza y esperanza Allí nos encontramos con nuestro Padre Dios. Por aquí va la conversión a la que nos llama el Señor con esta parábola del Hijo pródigo en este cuarto Domingo de Cuaresma. ¿Hay algo que en este tiempo de conversión me esté remeciendo con fuerza?¿Qué terremotos interiores estoy viviendo?.
Fr Miguel Angel Ríos op.
miércoles, 13 de enero de 2010
Evangelio domingo 17 de enero 2010.
CON LA ALEGRÍA DE UNA FIESTA DE BODAS.
Desde hace ya cierto tiempo, asistimos a una crisis de eficiencia y sentido por la que están pasando algunos organismos e instituciones que a nivel internacional y nacional, deberían ser los garantes de la democracia, el diálogo, la igualdad entre todos los seres humanos y la paz, de modo que los naturales conflictos por los que una sociedad como grupo humano tiene que pasar, no derivaran en guerras, violencia, abusos de poder y tristeza para quienes sufren las consecuencias. El problema no solo está en las instituciones en sí, sino también en falencias de tipo valórico, ético y de madurez cívica, en las personas que componen un grupo social. Algo parecido sucedió en la época de Jesús con la ley del pueblo judío, que en ese caso, no solo tenía valor como norma civil, sino también como mandato de Dios. La ley había perdido su sentido como compromiso de amor mutuo entre Dios y su pueblo. Se multiplicaron un sin número de preceptos burocráticos. Así, la ley del pueblo judío se transformó en un problema, más que en un servicio a la vida.
Esta situación es la que el evangelista Juan presenta de manera simbólica en este primer milagro realizado por Jesús como signo de su condición de Salvador para la historia humana. Es el milagro en que el Señor convirtió el agua en vino durante las bodas de Caná (Jn.2,1-11). Las tinajas vacías usadas para las purificaciones rituales, simbolizan la ley vacía de sentido, poniendo énfasis en un rito que purifica, pero que no termina por salvar, porque sus preceptos no responden a las necesidades reales de la gente. En contraste con esta realidad, a petición de su madre María, Jesús manda llenar las tinajas de agua y la convierte en buen vino. En el contexto del relato, el vino es simbólicamente el signo de la salvación definitiva que trae Jesucristo el Mesías; salvación que comienza por valorar a todos los seres humanos como iguales en dignidad, en especial a los postergados, como la mujer en los tiempos de Jesús. Siendo el vino un elemento asociado a la dimensión festiva de la vida, simboliza también la alegría, la amistad, la espontaneidad personal y la libertad que nos trae el Señor. En otras palabras, en Jesús la ley adquiere una plenitud de sentido, enfocada desde la perspectiva del amor, para servir a la vida de la sociedad.
La propuesta del Señor, es válida como alternativa, para iluminar cualquier forma de vida bajo cualquier sistema legal, puesto que el valor de la libertad, el desarrollo personal, la dignidad, la honestidad y la felicidad, son valores universalmente reconocidos y buscados por todos los seres humanos. Nuestro esfuerzo por vivir como sociedad en coherencia con estos valores, puede ser el contexto favorable, para el verdadero milagro que el Señor quiere hoy realizar entre nosotros: Convertir nuestra mente y nuestro corazón, para dejar de lado todo lo que mata la esperanza, la confianza, el amor, la conciencia social y la alegría de vivir. Si no cuidamos y cultivamos estos aspectos, ningún marco legal resultará eficaz para que en nuestra vida nos comportemos como seres humanos en sociedad y para que vivamos y celebremos con la alegría de una fiesta de bodas; es decir, con la alegría de una fiesta motivada por un compromiso de amor.
Fr. Miguel Angel Ríos op.