miércoles, 24 de marzo de 2010

Divorciados que se vuelven a casar

Queridos amigos les comparto esta noticia. Estamos en deuda con esta atención particular en la Iglesia. Creo que es bueno mirar-nos y mirar a Jesús. El Evangelio se hace "Buena Noticia" viviendo la acogida. Respecto las situaciones "humanamente difíciles"... nos puede dar luces la praxis de la Iglesia primitiva respecto los casos del cónyuge injustamente abandonado.
Que tengan un buen día...
Divorciados que se vuelven a casar: una atención particular de la Iglesia
Entrevista al obispo-regente del Tribunal de la Penitenciaría Apostólica

ROMA, martes 23 de marzo de 2010 (ZENIT.org).- El obispo-regente del Tribunal de la Penitenciaría Apostólica, monseñor Giovanni Francesco Girotti, abordó el tema de la actitud de los confesores en el delicado caso de las personas divorciadas que se han vuelto a casar.

Lo hizo ante los micrófonos de Radio Vaticano el pasado 8 de marzo, durante el curso anual de la Penitenciaría Apostólica para jóvenes sacerdotes sobre “fuero interno”, celebrado en el Vaticano del 8 al 12 de marzo,

El prelado destacó que “la doctrina y la práctica oficial de la Iglesia vigentes actualmente buscan recorrer una ruta fiel al mandato recibido por el Señor, que es quien administra perdón y misericordia”.

“La Iglesia, frente a las situaciones a veces muy delicadas -como el caso de los divorciados que se han vuelto a casar-, y el Papa nos lo recuerda muy a menudo, actúa siempre según el espíritu de Jesús, que tiene compasión por los pecadores”, añadió.

El confesor es “el administrador” de este ministerio y no el “patrón”.

Así, “cuando no puede dar la absolución, da las indicaciones, ofrece los medios para poder mantenerse siempre en el corazón de la Iglesia”.

La Iglesia “no puede faltar a su mandato, no puede ocultar sus principios, pero a pesar de ello, la Iglesia se debe a estas personas a las que no puede abandonar”, destacó.

El prelado también recordó que la Iglesia, “en todas sus intervenciones, también recientes, ha demostrado siempre una atención, un cuidado, un compromiso de ir al encuentro de situaciones humanamente difíciles y que parecen imposibles de resolver”.

“Por supuesto”, los divorciados que se han vuelto a casar continúan perteneciendo a la Iglesia, insistió.

Y concluyó: “El cuidado que hay que reservarles es verdaderamente una tarea digna de atención”.

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