Estimados amigos y amigas: hoy estamos invitados a responder la preguntar que nos plantea el mismo Jesús: ¿Quién dice la gente que soy yo?de Mc 8,27-35.
Un día Jesús preguntó a sus discípulos:“¿Quién dice la gente que soy yo?”. Hubo variedad de respuestas. “¿Y ustedes quién dicen que soy?”, les preguntó enseguida. Pedro le dijo: “Tú eres el Cristo”, es decir, el Salvador. Pero Pedro, no tenía claro que el camino de salvación de Jesús pasaba ineludiblemente por el camino del dolor y la muerte; y por esa razón reprendió al Señor cuando este no solo habló de resucitar sino de sufrir mucho y ser condenado a muerte por los poderosos de este mundo (Mc.8,27-35). Este episodio, muestra que la masa de gente y el grupo de los discípulos conocían a Jesús sólo superficialmente. El Señor, no quiso dejar a Pedro en esa confusión y lo reprendió duramente: “Detrás de mi, Satanás, tú no piensas como Dios, sino como los hombres”. Es decir, “ponte en situación de seguirme como discípulo, o si no, quedarás en una condición de oposición al Reino de Dios”. Después de la retada, una enseñanza clara: Mantenerse unidos a Él; renunciar a la esclavitud de los intereses personales; asumir con valentía el rechazo de la sociedad a los valores del Reino de Dios.
Hoy día “¿Quién dice la gente que soy yo?”, significa preguntar ¿Qué dicen de Jesús los científicos que buscan dominar todos los secretos de la vida y transformar el mundo?; ¿Qué dicen de Jesús los economistas que miden el progreso en la producción de dinero?; ¿Qué dicen de Jesús los pragmáticos, que miran en menos las consideraciones éticas, ¿Qué dicen de Jesús los periodistas que manipulan información falseando la verdad?. ¿Qué dicen de Jesús los religiosos que han hecho de su vocación solo una rutina profesional o una institución burocrática?. ¿Qué dicen de Jesús lo políticos que usan una ideología para satisfacer intereses personales y ambiciones de poder?. Desde estos grupos de gente, Jesús nos hace esta pregunta medular, en forma personal:“¿Y ustedes quién dicen que soy yo?”. Respondiéndola, podemos hacer un diagnóstico de nuestra sociedad desorientada en busca de un sentido de vida más pleno, y podemos descubrir el sentido de nuestra misión como creyentes en el mundo de hoy.
Fr. Miguel Angel Ríos op.
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