lunes, 26 de octubre de 2009

Evangelio del domingo 25 de octubre 2009 :El ciego de nacimiento

El relato bíblico de Marcos nos dice lo siguiente: "...Bartimeo, un mendigo ciego, estaba sentado junto al camio. Al enterarse de que era Jesús de Nazaret, se puso a gritar: "!Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí!... Jesús dirigiéndose a él, le dijo: ¿Qué quieres que te haga? El ciego le respondió: Rabbuní, !que vea!. Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha salvado"


¿QUÉ QUIERES QUE HAGA POR TI?.
Unos más, otros menos, en líneas generales, la mayoría de las personas nos damos cuenta que más allá de la crisis global a nivel de instituciones y de los sistemas políticos y económicos, vivimos en un nivel más profundo una crisis respecto al sentido de nuestra vida. ¿A dónde vamos? ¿Qué buscamos?. Nos damos cuenta que este estilo de vida actual en lugar de favorecernos, nos deshumaniza; pero no vemos forma de desmontarlo. Estamos como ciegos. Se podría decir que asistimos a una nueva versión del episodio del evangelio de hoy (Mc.10,46-52), que nos presenta un ciego de nacimiento, pidiendo a gritos a Jesús que lo sane, a pesar de que la gente de su entorno lo hace callar, es decir, lo margina, para que no moleste ni realice acciones ridículas. En este ciego podemos vernos reflejados todos, no solo por la imposibilidad de percibir nuestra realidad en profundidad, sino también por la situación de exclusión en la que podemos estar, o la actitud excluyente que podemos tener, al marginar a alguien, por causa de nuestras cegueras. El ciego llamó a gritos a Jesús para que lo sanara. ¿A quién llamamos nosotros para ser sanados?. ¿Somos concientes de que estamos a ciegas?. Cuando Jesús escuchó el clamor del enfermo, se acercó y le preguntó: ¿Qué quieres que haga por ti?, es decir, no lo excluyó, sino que lo reintegró a la vida en relaciones sociales y humanas. El ciego sabiamente le respondió: “Maestro, que yo vea”. Este hombre, enfermo, no pidió dinero, ni poder. Pidió sencillamente poder ver. Pidió lo esencial para su vida en ese momento.
Ver nos permite ser testigos de la realidad en la que vivimos, tomar conciencia de ella y asumir un compromiso de participación social. Ver, significa tomar conciencia de quienes somos, cuál es nuestra identidad y qué es lo que queremos realizar como opción de vida. Desde el punto de vista de la fe, ver, significa encontrarse cara a cara con el Señor y tener una experiencia de su acción en nuestra vida, así como la experiencia del ciego al verse sanado.
¿Qué quieres que haga por ti?, es la pregunta que hoy nos hace el Señor a todos y a cada uno en particular. ¿Qué le responderemos?. De nosotros depende el saber aprovechar este momento para pedirle lo que realmente necesitamos, de modo que podamos caminar hacia una vida más humana, más solidaria, sin excluidos de ningún tipo, en donde asumamos con sinceridad lo que somos cada uno de nosotros.
Fr. Miguel Angel Ríos op.

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