LA ALEGRÍA, CAMINO DE SANTIDAD.
El evangelio de este Domingo (Mt.4,25-5,12), nos presenta a Jesús predicando ante la multitud el conocido discurso de las bienaventuranzas. Es el proyecto de vida que Jesús ofrece a los que quieren seguirle. Es un proyecto de felicidad. Pero no se trata de la felicidad que nos ofrecen la publicidad, el consumismo o los éxitos económicos, sino la felicidad que nace en las personas cuando al compartir lo que son y lo que tienen entregan su vida. La felicidad que Jesús nos invita a descubrir es la felicidad de saber asumir la vida con todo lo que ella tiene. Con sus alegrías y sus sufrimientos. Hay alegrías aparentes que nos enajenan, como el alcohol, la droga, el edonismo, etc. No son estas las alegrías que nos ofrece Jesús. Hay sufrimientos que nos destrozan cuando padecemos injusticias, abusos, calumnias, mentiras, murmuraciones, etc. Este tipo de sufrimientos que destruye la vida tampoco es querido por Dios. Por eso nos llama a dejar de lado las actitudes que lo producen.
Cuando Jesús nos dice felices los pobre, los que lloran, los que sufren injusticias, se refiere no solo a los sufrimientos de quienes padecen pobreza, opresión y exclusión, sino también a los sufrimientos de aquellos que sufren por defender la justicia, por defender la verdad, por vivir el amor. Los sufrimientos que Jesús nos invita a asumir son los sufrimientos que redimen. Cuesta ser justo, cuesta vivir en la verdad y en el amor; se sufre un poco y a veces mucho hasta lograrlo, pero a pesar de esa dificultad quien luche por orientar su vida con estos valores siempre descubrirá profundas razones para ser feliz. Por eso Jesús no sólo anuncia felicidad a los que están sufriendo sino también a los de corazón puro, a los que trabajan por la paz, a los que son misericordiosos. En este mundo en donde vivimos intensamente alegrías y sufrimientos y donde pasamos bruscamente de un estado anímico a otro, Jesús nos invita a preguntarnos ¿Cuáles son los sufrimientos y falsas alegrías que tengo que erradicar de mi vida? Y ¿Cuáles son los sufrimientos y alegrías que tengo que asumir y cultivar en mi vida para crecer en mi capacidad de amar?.
En el contexto de la celebración del día de Todos los Santos, Jesús nos presenta las Bienaventuranzas, como un camino de felicidad y santidad para nuestra vida, en el sentido de un estilo de vida que refleja en quien lo vive su condición de pertenencia a Dios, y desde el punto de vista moral, su fidelidad al ejemplo de vida del Señor.
Fr. Miguel Angel Ríos