Estimados amigos y amigas: el evangelio de este domingo de Mc 6,30-34 nos invita a subrayar las actitudes de Jesús: ..."vio mucha gente, sintió compasión de ellos, pues eran como ovejas que no tienen pastor..."
Profundicemos la lectura a partir del comentario que nos hace llegar nuestro amigo biblista Fray Miguel Angel Ríos. o.p
“…SE PUSO A ENSEÑARLES MUCHAS COSAS.”
Nadie niega hoy, lo importante que es la educación a todo nivel; igualmente, todos sabemos que hay serias falencias en lo relativo a la formación de la conciencia vocacional y ética, lo cual produce personas jóvenes o adultos jóvenes, que funcionan bien en su profesión, pero sin una madurez valórica, que le de un sentido más profundo a sus vidas. Tenemos ejemplos de personas desorientadas, con interrogantes que no se satisfacen ni en la eficiencia, ni la productividad. En estas circunstancias nos hace bien escuchar a Jesús, porque igual como enseñó a la gente de su tiempo, que “andaban como ovejas sin pastor”, así también, tiene mucho que enseñarnos a nosotros, respecto al sentido de nuestra vida.
El mensaje del evangelio de hoy (Mc.6,30-34), nos dice que la Palabra del Señor reúne y lleva a un grupo desorientado y descoordinado, a organizarse como comunidad o pueblo; por eso el Señor conmovido por la compasión, lo primero que hace ante quien esté “como oveja sin pastor”, es orientarlo “enseñándole muchas cosas” mediante su Palabra.
El episodio tiene también otros detalles significativos, como el hecho que después de volver de una actividad misionera, Jesús invita a los doce discípulos a descansar, pero la gente no los deja tranquilos y al darse cuenta a dónde van, los adelantan corriendo, de modo que cuando Jesús y sus discípulos llegan, la gente ya está allí esperándolos. El alcance de esta circunstancia nos dice lo que implica ser discípulo de Jesús; en efecto, seguir a Jesús significa estar dispuesto como él, a servir y estar con la gente, prácticamente a tiempo completo, incluso cuando se necesita descansar. Es un duro desafío para nuestros compromisos de amor al servicio de Dios y de la gente, sobre todo cuando hasta los discípulos de Jesús necesitaron del descanso y de momentos en los que compartían con él y evaluaban su actividad misionera, tal como se muestra al principio del relato.
En circunstancias en que nos preparamos a la Misión Continental, este episodio nos dice que el misionero es un discípulo y apóstol, es decir, alguien llamado y enviado por el Señor; por lo tanto debe estar en profunda comunión con él, escuchar su Palabra, estar con la gente sin negarse a responder a sus necesidades, siendo la primera prioridad la del servicio de la Palabra, motivado por un amor compasivo. A través del misionero, la Palabra de Dios revelada en Jesucristo es la que orienta la vida, reuniendo y convocando a la gente y constituyéndola en familia, comunidad e Iglesia. Puestos a la escucha de la enseñanza de Jesús, todos estamos llamados a ser misioneros de su Palabra.
Fr. Miguel Angel Ríos op.
Nadie niega hoy, lo importante que es la educación a todo nivel; igualmente, todos sabemos que hay serias falencias en lo relativo a la formación de la conciencia vocacional y ética, lo cual produce personas jóvenes o adultos jóvenes, que funcionan bien en su profesión, pero sin una madurez valórica, que le de un sentido más profundo a sus vidas. Tenemos ejemplos de personas desorientadas, con interrogantes que no se satisfacen ni en la eficiencia, ni la productividad. En estas circunstancias nos hace bien escuchar a Jesús, porque igual como enseñó a la gente de su tiempo, que “andaban como ovejas sin pastor”, así también, tiene mucho que enseñarnos a nosotros, respecto al sentido de nuestra vida.
El mensaje del evangelio de hoy (Mc.6,30-34), nos dice que la Palabra del Señor reúne y lleva a un grupo desorientado y descoordinado, a organizarse como comunidad o pueblo; por eso el Señor conmovido por la compasión, lo primero que hace ante quien esté “como oveja sin pastor”, es orientarlo “enseñándole muchas cosas” mediante su Palabra.
El episodio tiene también otros detalles significativos, como el hecho que después de volver de una actividad misionera, Jesús invita a los doce discípulos a descansar, pero la gente no los deja tranquilos y al darse cuenta a dónde van, los adelantan corriendo, de modo que cuando Jesús y sus discípulos llegan, la gente ya está allí esperándolos. El alcance de esta circunstancia nos dice lo que implica ser discípulo de Jesús; en efecto, seguir a Jesús significa estar dispuesto como él, a servir y estar con la gente, prácticamente a tiempo completo, incluso cuando se necesita descansar. Es un duro desafío para nuestros compromisos de amor al servicio de Dios y de la gente, sobre todo cuando hasta los discípulos de Jesús necesitaron del descanso y de momentos en los que compartían con él y evaluaban su actividad misionera, tal como se muestra al principio del relato.
En circunstancias en que nos preparamos a la Misión Continental, este episodio nos dice que el misionero es un discípulo y apóstol, es decir, alguien llamado y enviado por el Señor; por lo tanto debe estar en profunda comunión con él, escuchar su Palabra, estar con la gente sin negarse a responder a sus necesidades, siendo la primera prioridad la del servicio de la Palabra, motivado por un amor compasivo. A través del misionero, la Palabra de Dios revelada en Jesucristo es la que orienta la vida, reuniendo y convocando a la gente y constituyéndola en familia, comunidad e Iglesia. Puestos a la escucha de la enseñanza de Jesús, todos estamos llamados a ser misioneros de su Palabra.
Fr. Miguel Angel Ríos op.
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